En 39 zonas de Lima y Callao imperan el robo, pandillaje y la venta de droga
por Norka Peralta Liñán, El Comercio
2006-05-28
No hay cifras de los delitos, pero las acciones policiales son frecuentes.
Plan Bratton ya alertaba sobre aumento de violencia delictiva en la ciudad
'Chaqueta' murió en diciembre. La bala de una pandilla rival acabó con su vida, pero, como dice la canción, "aún es malicia viva" en el barracón. Los chicos de la cuadra han escrito sus nombres sobre su mural (1) y al costado suyo sonríe Héctor Lavoe. En la calle se le extraña, aunque para los registros policiales solo sea un muchacho menos sin 'pistolón'. Se llamó José Manuel, pero todos lo llaman 'Chaqueta', el que murió de un balazo, pero en su ley.
En las zonas más bravas del Callao (2) hay cientos de 'chaquetas' (3). Todos ellos menores de 25 años y autores, a su corta edad, de innumerables hurtos y robos al paso que no figuran en las denuncias policiales. Actúan solos o de manera organizada como parte de radicales pandillas juveniles.
Solo en el Callao existen, según la Dirección Municipal de Seguridad Ciudadana, más de 40 pandillas organizadas y de una violencia descontrolada. Felizmente no han tenido acceso masivo a armas de fuego, aunque en la última campaña de desarme en la provincia chalaca el 70% de las mil personas que entregaron armas a cambio de dinero lo integraban, en realidad, madres de pandilleros o delincuentes menores.
La tenencia ilegal de armamento, la creciente presencia de pandillas en zonas álgidas de Lima (4) y la proliferación de microcomercializadores de droga son tres factores que suelen converger para el fortalecimiento de una zona brava o crítica.
Las autoridades policiales, municipales y estudiosos consultados por este Diario han coincidido en señalar su preocupación por la suma de estos tres factores. El Plan Bratton (5) señalaba en el 2002 la peligrosidad de esta suma: "Lima se encuentra vulnerable a una posible expansión de la delincuencia violenta en los próximos tres a cinco años (...). También están presentes altas tasas de delincuencia juvenil, otro factor que contribuye al aumento de la violencia, pues los jóvenes delincuentes son más imprudentes en el uso de la fuerza".
Son selvas de cemento
Según la policía y las direcciones de seguridad ciudadana de Lima y Callao, en la ciudad existen, al menos, 39 zonas críticas. No llegan a ser zonas liberadas, como las favelas de Sao Paulo, donde la policía no ingresa sin permiso de sus habitantes, pero son bastiones donde reina el delito.
Por ejemplo, en los puntos más peligrosas del Callao, las empresas de servicios como Telefónica deben contratar a policías en sus días libres para que protejan a sus empleados cuando hacen obras en la vía pública. Los visitantes deben pagar a uno o a varios 'chaquetas' para evitar ser asaltados o atacados.
Los callejones de La Victoria y el Cercado de Lima son conocidos puntos de microcomercialización de droga. Además, los robos y hurtos menores que allí suceden contribuyen a aumentar la sensación de inseguridad en la capital. Un caso de ello son los 'cogoteros' de las 17 zonas críticas de La Victoria (6), cuyas víctimas favoritas son los peatones. No hay que olvidar los espacios ganados para la venta de objetos robados, como San Jacinto y La Cachina.
Casi todos estos barrios, a excepción de El Castillo (San Miguel) y El Rancho (Jesús María), se han forjado en el cinturón de la capital y, desde siempre, han sido habitados, en su gran mayoría, por pobladores que viven al margen de la ley y "capaces de revertir el orden social", señala el sociólogo Eduardo Arroyo. No le falta razón. Los pobladores de los barracones suelen protagonizar desde batallas campales y homicidios por ajuste de cuentas, hasta la ocupación ilegal de predios. De aquí también salen los supuestos trabajadores de construcción que, bajo amenazas, exigen empleo a las constructoras.
El esfuerzo policial
No existen registros policiales que señalen con precisión la cantidad de delitos que se comete en estos puntos (7). Hasta el 22 de mayo, solo el Escuadrón Verde de la PNP registraba 615 operaciones realizadas en estas y otras zonas de incidencia delictiva de Lima y Callao, con un total de 589 personas detenidas por delitos contra el patrimonio y la tranquilidad pública; así como por tráfico de drogas. En dichas operaciones se logró decomisar 68 electrodomésticos, 9 vehículos y 1.970 partes de auto robadas. Si bien se logró incautar tres revólveres y una pistola, preocupa la droga incautada: 16 mil 'ketes', 34 kilos de pasta básica de cocaína y más de siete kilos de marihuana.
Pese a la falta de un preciso registro policial de denuncias, las autoridades policiales y municipales de Lima y Callao consultadas tienen en claro que la influencia delictiva de estas zonas alcanza arterias aledañas y, por ende, a todo el distrito, por lo que han optado por realizar patrullajes permanentes en los barracones, callejones y quintas. Por lo menos, en el Callao, no hay esquina que no tenga un policía, un sereno o un brigadista vigilante. En el Cercado de Lima, se ha optado por el patrullaje mixto (sereno y policía) en tres de sus zonas más bravas y en 53 puntos de mayor incidencia delictiva. En Jesús María se vigila día y noche El Rancho, otrora mercado abastecedor de droga, mientras que en San Miguel, se tomará una medida más radical: eliminar para siempre El Castillo y llevar a sus cien pobladores a una zona con mejores condiciones de vida. Es poco probable que pueda hacerse lo mismo con las 38 zonas rojas restantes. Habrá que encontrar otra salida.
(1) El mural alusivo a José Manuel está pintado en las afueras del pasaje San Martín, en la cuadra 5 del jirón Marco Polo.
(2) La policía las conoce también como zonas críticas o rojas. Se trata, por lo general, de barriadas en la periferia de Lima y Callao donde la delincuencia común es parte de la vida cotidiana de sus pobladores, merced a otras precariedades económicas, sociales y ambientales.
(3) Según el lenguaje del hampa, un 'chaqueta' es aquel que cobra un cupo para proteger a quien ingresa a zonas de alta incidencia delictiva.
(4) Federico Tong, estudioso de la problemática juvenil, señala que unos 50 mil jóvenes integran pandillas de Lima y Callao.
(5) El Plan Bratton fue elaborado por William Bratton, quien en 1994 asumió el control de la Policía de Nueva York y redujo sus altos índices de violencia delictiva.
(6) Los 'cogoteros' atacan por la espalda a sus víctimas antes de robarles lo que llevan consigo.
(7) Bratton señaló que la falta de un sistema eficaz de registros de denuncias e incidencias de delitos es un punto débil en la lucha contra la inseguridad ciudadana en Lima.
Sepa más
Según el sociólogo Eduardo Arroyo, las existencia de zonas peligrosas (callejones y corralones) es común en la mayoría de ciudades y responde a la necesidad de vivienda de sectores que sobreviven en grupos transgresores del orden social.
Prevalece en sus habitantes un estilo de vida propio del 'mundo criollo'. Según el sociólogo Gonzalo Portocarrero, el criollo forma bandas, pandillas, mafias o grupos que ven en la transgresión la única manera de salir adelante. No los detiene la posibilidad de dañar al otro.
En Centroamérica, las zonas críticas son incontrolables, pues refugian a miembros del crimen organizado: sicarios, secuestradores y narcos.
esta bien feo''''''''''
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