Las 'barras bravas' se llaman a sí mismas 'bravas' en la ilusión de creerse los 'menes' de la situación. Por contra a esta creencia, todos los demás mortales, a su lado, son nada. Los 'bravos' son sólo ellos y el resto del mundo, piensan, debe rendirse a sus pies.
El problema con esta pueril ilusión es que, más de uno, se cree a sí mismo, ser "el bravo de los 'bravos'" de esa 'barra brava'. Ilusamente, los mentalmente disminuídos creen que aglutinándose bajo una insignia y cayéndole a las patadas a todo el que se cruza en su camino los hace dueños del mundo.
Al mismo tiempo, los otros ilusos, que forman otro amasijo de individuos que se acogen bajo la insignia rival, también se creen los 'bravos'. Y entre ambos grupos lo único que forman es un monumento grandioso a la estupidez.
En esencia, lo único que de 'bravo' tienen estos sujetos es el bailecito de poseídos que hacen, descamisados, blandiendo machetes, cuchillos, y cubriéndose el rostro con un polo maloliente y que creen, creen, los hace temibles ante el mundo.
Para reforzar esta ilusión, estos 'bravos', se premunen de pistolas de 'machos', y se enardecen, por las puras huevas, a la sola mención o vista del grupo rival. Las alusiones al "equipo de fútbol de sus amores" no son sino excusas de existencia tan pasajera como la permanencia de sus ídolos peloteros en sus clubes, los mismos que fichan por el club rival apenas les ofrecen pagarles más por sus sudores.
Y sin embargo, los 'bravos', pobres ilusos, se matan entre sí, y de paso, matan a otros inocentes que tuvieron la mala suerte de cruzarse en sus caminos.
Eso es lo que pasa con las 'barras bravas'. Una muestra más de la estupidez humana.
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