lunes, 3 de agosto de 2009

Bolivia y sus pandillas

A continuación, informe de www.la-razon.com

03/08/2009

Lograr estatus en las pandillas puede llevar hasta el asesinato
http://www.la-razon.com/versiones/20090803_006808/nota_273_855048.htm

Un joven cuenta que, en estado de ebriedad, hirió de gravedad a una mujer por una apuesta y por lograr un lugar en su pandilla. El Gobernador de la cárcel asegura que muchos de los niños que vivieron en la cárcel, hoy están detenidos.

• MODUS OPERANDI • Los grupos juveniles acechan a sus víctimas en las calles más solitarias y con el uso de armas punzocortantes las hieren e incluso llegan a matarlas, según la Policía.

Está detrás de las rejas de la puerta principal de la cárcel de San Pedro. Es un joven que no pasa de los 20 años, pero ya está un año recluido por tentativa de homicidio. Prefiere evitar detalles y se limita a recordar que, en su afán de lograr estatus en su pandilla, atacó a una joven que estuvo a punto de morir.
Se llama Óscar. Esa noche bebieron con sus amigos y se animó a desafiar a uno de ellos a que era capaz de amedrentar a una persona que pasara por el lugar; una calle de la zona de Achachicala. Se apareció una joven, la interceptó y, asegura, que sólo la vio tendida en el suelo con su cuerpo ensangrentado.

Casos como éste son frecuentes en los últimos años, según un investigador de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Crimen (FELCC), que prefirió mantener su nombre en reserva.

“Ahora nos llama mucho la atención la delincuencia juvenil. Los chicos se están dedicando a delinquir con más frecuencia que antes”, afirmó la fuente.

Explicó que hasta algunos años atrás, los jóvenes se enfrentaban entre sí a puñetazos y puntapiés, pero “ahora están siempre armados y cualquier pelea termina con muerte”.

En el penal de San Pedro existen al menos 100 jóvenes, entre 16 y 21 años de edad, que protagonizaron delitos como robo agravado u homicidios, según informó a La Razón la trabajadora social del penal, Wendy Mariaca. Óscar es uno de ellos. Fue aprehendido tras apuñalar a una joven por robarle su cartera. Según relató, ahora está arrepentido de lo que hizo pero comenta que en ese momento “estaba borracho y no sabía lo que hacía”.

El juez Quinto de Instrucción en lo Penal, Williams Dávila, informó que su juzgado recibe en promedio tres casos al mes, entre homicidios y asesinatos.

“El 75 por ciento de estos casos se presenta como consecuencia del consumo de alcohol”, explicó Dávila. Añadió que los atracos y los problemas pasionales son uno de los factores frecuentes de los asesinatos.

“Yo, sólo me lancé; cuando me acerqué a la joven le grito y la veo llorar. Después sólo la vi tirada en el piso y con sangre en su cuerpo”, relata con voz pausada y sonrisas de por medio.

El investigador de la FELCC informó que en La Paz existen dos grupos de jóvenes antagónicos. “Uno es conformado por rockeros y en el otro, sus miembros se visten siempre de negro y les gusta la moda dark. Si se encuentran es para matarse”, contó.

Las pandillas se tornan cada vez más violentas por la pugna de poder interno. “En los grupos de amigos primero se empieza con apuestas para saber a qué te puedes atrever, quién es el más abusivo y así ganar el respeto de los otros. Después ya te ponen a prueba y cada vez son más peligrosas. Había grupos de amigos que te proponían matar a las personas”, reveló Óscar.

En El Alto existen grupos juveniles que delinquen en las calles, según informaron fuentes policiales. “Son pandillas cuyos miembros viven solos y se dedican a robar y a agredir a la gente”.

En los últimos días se informó que en esa ciudad se rearticula una banda de cogoteros. El director de la FELCC, coronel Ramiro Cossio, cree que un joven de 16 años es el cabecilla, pues fue parte de un grupo de delincuentes que terminó con la vida de al menos ocho personas.

Apoyada en su experiencia con los jóvenes detenidos en la cárcel de San Pedro, Mariaca explicó que los delincuentes juveniles tienen en común que provienen de hogares desintegrados. “La mayoría de ellos viene de familias donde hubo violencia intrafamiliar o son personas que fueron abandonadas y crecieron en hogares”, sostuvo.

El juez Octavo de Instrucción en lo Penal, Róger Valverde, informó que los casos que llegan a su despacho son en su mayoría homicidios y asesinatos. Se atienden hasta 40 casos por año, afirmó.

Según el juez, las muertes de estas personas son producto de atracos en las calles. Lo protagonizan, en su mayoría, jóvenes en estado de ebriedad.

El gobernador de la cárcel de San Pedro, coronel José Cabrera, recordó que en los años 90 había una treintena de niños que vivían en la cárcel junto a sus padres.

“Las estadísticas señalan que la mayoría de ellos ahora están recluidos aquí. El delito es algo normal para ellos”, asegura.

Valverde indicó que el 80 por ciento de los casos que recibe su juzgado se esclarece, mientras que un 20 por ciento queda archivado, entre otros factores porque no se encuentra a los responsables de estos hechos.

Aunque la víctima de Óscar no perdió la vida, la Fiscalía lo imputará por tentativa de homicidio en el juicio. “Ahora me arrepiento de lo que hice, pero ese momento quería que mis amigos me alaben”, afirmó.

Un informe de la Policía Boliviana muestra que el 2008 se registraron 1.456 homicidios. Esta cifra muestra que al mes, en promedio se reportaron 161 homicidios. El informe no detalla la causa de estos hechos.

Termina la entrevista y Óscar se despide sólo con una sonrisa y la esperanza de salir pronto.

“Me arrepiento de lo que hice, la chica estaba a punto de morir”

“Yo no me acuerdo realmente lo que pasó. Había tomado bebidas alcohólicas y estaba con mis amigos en la zona de Achachicala. Apostamos entre todos quién se atrevía a asustar a la primera persona que pase por ahí. Yo me lancé y sólo recuerdo que me acerqué a la chica y le grité; ella lloraba y después sólo le vi tirada en el piso y con sangre en su cuerpo.

Después de eso todos desaparecieron y a mí me agarraron los policías. Ahora me arrepiento de lo que hice porque la chica estaba a punto de morir, se había desangrado. Pero ese momento yo no sentí nada sólo quería que mis amigos me alaben, que se den cuenta que yo me atrevía a todo y podía ser alguien en el grupo.

En los grupos de amigos siempre se empieza con apuestas para saber a qué te puedes atrever, quién es el más abusivo y, así se puede ganar el respeto de los otros, pero después ya te ponen a prueba y cada vez son más peligrosas. A eso hay que atreverse.

Nos obligaban a apuñalar, a golpear a la gente, en especial a los jóvenes. Incluso había grupos de amigos que te proponían matar a las personas para entrar a su pandilla. A eso yo no he llegado, me han acusado de matar, pero sólo yo herí a esa chica.

Si ganábamos una apuesta, los líderes de los grupos o pandillas nos daban trago”.

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