La delincuencia es eterna. Por más intento que se haga por eliminarla, no podrán hacerlo. No hay país en el cual no haya delincuencia. Unos países tienen más delincuencia que otros, pero todos tienen su delincuencia. Cuando la delincuencia atraviesa las fronteras, se da la delincuencia internacional, es decir, la "Interdel", cuya contraparte es la "Interpol".
Y es que la delincuencia es connatural a toda aglomeración humana en la cual se haya deshumanizado la persona. Por eso, el querer respetar los derechos humanos de los delincuentes es un contrasentido que ata de manos a la ciudadanía, pues tenemos que respetar los derechos de alguien que no respeta los de uno. Es una estupidez. Y de esa estupidez se aprovecha la delincuencia, pues, serán delincuentes pero no cojudos.
La meta de eliminar a la delincuencia es un imposible. La única manera de acabar con la delincuencia es la cadena perpetua, si no la pena de muerte: pero ¿qué hacemos con los nuevos delincuentes que nacen cada día para reemplazar a los que se van retirando de la circulación? Es imposible.
Además, el costo de tener una carcel gigantesca es tan alto que tal idea lo hace inviable.
Por todo ello, la delincuencia seguirá vivita y coleando. Y si el medio en donde se encuentra es un medio corrupto, pues, habrá mayor delincuencia. Por más que se apliquen penas más severas, la delincuencia no dejará de existir.
Por ello, la policía es el único medio, no para eliminarla, como sería lo ideal, sino para enfrentar la delincuencia. La policía es el medio que ha inventado la ciudadanía para protegerse, que es a lo más que se puede aspirar en estos tiempos violentos. Por ello damos a la policía las armas y el poder de matar, yendo con esto último a contramano de lo predicado por la religión, o sea "No Matarás". Pero, como tampoco se cumple eso de "No robarás" la cosa como que se equilibra y así podemos dormir con la conciencia tranquila mientras otros matan por nosotros.
La tesis es que la delincuencia no tiene remedio. No tiene solución. Y lo que es peor, se hace más grave cada día que pasa. Las penas del Código Penal hace rato que no le hacen ni cosquillas a una delincuencia que encuentra que pasar un tiempo en la cárcel no es tan grave como se cree, y que luego de pasar una temporadita "de vacaciones", en Lurigancho, por decir, saldrá a las calles nuevamente a cometer los mismos delitos por los cuales estuvo adentro. Esto lo vemos a diario.
La delincuencia no va a desaparecer. Por ello, la policía tiene que estar, siempre, preparada para enfrentarla, no digo eliminarla ni acabarla pues eso es imposible, pero sí, enfrentarla, balazo por balazo, pues todo delincuente tira a matar. Por ello, meterlos a la cárcel para luego de unos meses dejarlos libres nuevamente, es una estupidez; una pérdida de tiempo, dinero y esfuerzo, en donde la misma policía corre el riesgo de perder la vida; y las balas perdidas pueden traerse abajo a gente inocente.
Pero si la policía es corrupta, estamos hechos, pues estaríamos entre dos fuegos. La conclusión aquí es el "sálvese quien pueda". Una situación propia de salvajes. Y es que no somos más que eso: salvajes, en el peor sentido de la palabra.
¿Acaso la situación va a mejorar en el futuro cuando vemos que las cantidades de droga que se vende y que se compra va cada día más en aumento? ¿Acaso la situación va a mejorar en el futuro cuando vemos que la corrupción a todo nivel de autoridad, y de los mismos ciudadanos, aumenta cada día más? ¿Acaso la situación va a mejorar en el futuro cuando vemos que el mal uso de las innovaciones tecnológicas se usan más para delinquir que para no delinquir?
La ciudadanía tiene que desarrollar mejores maneras de enfrentar a la delincuencia, enfrentar, pues eliminarla es imposible. Sería como desear que el ser humano sea divino y eso nunca lo podrá ser, así pasen más de mil años y muchos más.
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