A continuación, la versión de la prensa boliviana
La Policía frente a la inseguridad
http://www.la-razon.com/versiones/20090701_006775/nota_245_837500.htm
Lo que hace falta es que la Policía Boliviana ponga en marcha una campaña intensa y sostenida que involucre a toda la tropa policial y la oficialidad para que combatan al crimen y que, además, incluya a las prefecturas, a los gobiernos municipales y entidades de la sociedad.
Es conocida la actitud de los generales que tienen el desafío de comandar a las Fuerzas Armadas o a la Policía Boliviana. Con legítimo derecho, ellos buscan distinguirse de su anterior camarada con medidas eficaces que puedan dar resultados en un plazo relativamente corto, poco más o poco menos de un año, si es que el Gobierno decide respetar la institucionalidad y da paso al relevo correspondiente.
En un país como Bolivia, donde los gobernantes nos han acostumbrado a políticas inmediatistas, carentes de una visión de largo plazo, no se puede esperar que los comandantes —que generalmente tienen destacadas trayectorias— apuesten a otro tipo de gestión. Sin embargo, lo que sí se les debe reclamar es que asuman la realidad tal y como es, para que las acciones adoptadas tengan una base sólida.
Lo que ha ocurrido en los últimos días con la Policía Boliviana es que el Comandante General intentó minimizar la gravedad de la inseguridad ciudadana en el país. Es probable que haya sido mal asesorado o que, como ocurre desde hace muchos años, la institución verde olivo cuente con registros parciales que muestran que la seguridad ciudadana mejora, cuando la gente se siente más vulnerable y no acude a las unidades policiales.
El general Víctor Hugo Escóbar afirmó la semana pasada que “no hay inseguridad. Si hubiera inseguridad, usted no estuviera acá”, fue la respuesta que recibió una periodista que le cuestionó sobre los hechos delictivos que ocurren en Santa Cruz.
Pero la realidad es otra. En todos los ámbitos, los bolivianos se sienten más inseguros, todos tienen una historia que contar sobre un hecho delictivo que sufrió un pariente, un amigo suyo o uno mismo.
Eso no es ficción ni una sensación. No en vano los radiotaxistas evitan prestar sus servicios en ciertas zonas de la ciudad porque las consideran peligrosas.
Pero lo que se debe hacer es superar dicho debate. Si el general Escóbar insiste con aquella tesis afectará más su imagen, pero si el Comandante de la Policía interpreta adecuada y oportunamente el clamor de la gente, con toda seguridad que encontrará el apoyo de instituciones públicas, privadas, de los medios de comunicación y de los ciudadanos.
Por ello, se debe destacar las entregas de motocicletas o aperturas de comandos regionales que hubo en los últimos días, pero lo que hace falta es que la Policía Boliviana, con ese liderazgo natural, ponga en marcha una campaña intensa y sostenida que involucre a toda la tropa policial —quizás reorganizando funciones y horarios, en muchos casos cómodos—, a los gobiernos municipales, prefecturas y a la sociedad civil.
Por otro lado, el Gobierno firmó un decreto con el que emplaza a las prefecturas para que ejecuten sus recursos para seguridad ciudadana hasta el 31 de diciembre. En este tema, la Policía debería ser parte activa y no esperar aquella fecha para que los recursos no ejecutados les sean entregados.
La población espera que la Policía Boliviana muestre que está ocupada en detener a las bandas de cogoteros y ladrones de bagatela o a los auteros, antes de que sea manipulada por el Gobierno para la detención de presos políticos. Pero además, los fiscales, y principalmente los jueces, deben asumir su responsabilidad de contribuir a la lucha contra la delincuencia.
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