Juan Carlos Valdivia
¿Seguridad Ciudadana?
13 de Enero del 2010
http://www.correoperu.com.pe/correo/columnistas.php?txtEdi_id=4&txtSecci_parent=&txtSecci_id=84&txtNota_id=262040
LIMA | Mientras nuestros políticos debaten sobre encuestas y candidaturas, los ciudadanos nos sentimos agobiados por la presión de la delincuencia. Como lo reseñaba correctamente ayer Aldo Mariátegui, el crimen está escalando a niveles que ponen en peligro el orden social.
El terrorismo y la crisis económica replegaron a la Policía a las comisarías, apareciendo en las grandes ciudades una solución alternativa, como lo es el Serenazgo municipal. Pero en provincias, un sistema de protección propio del Chicago de principios del siglo pasado se está abriendo paso ante la inacción del Estado.
El chantaje y la extorsión son moneda común en las ciudades del norte del país. Y se están trasladando a la capital. Por ejemplo, hemos pasado del robo de autos al secuestro de vehículos, pues los delincuentes no dudan en llamar a pedir un pago de rescate para la devolución en buen estado del coche sustraído.
Entre los pequeños empresarios es cada vez más común escuchar historias de extorsión, las mismas que ya han saltado a los medios de comunicación. Esto junto con los secuestros al paso y los taxis en donde asaltan a los pasajeros. Si sumamos a ello la aparición de sicarios ligados al narcotráfico, tenemos una mezcla explosiva. Mientras tanto, nuestros jefes policiales están preocupados en repartir historias sobre pishtacos y producir videos sobre lo ocurrido en Bagua.
La Policía requiere de una reingeniería, de reinventarse, recuperando las calles, trasladando funciones a gobiernos municipales. El crecimiento económico del país no sólo necesita de infraestructura sino de instituciones que funcionen. Si la justicia no juzga rápido y la Policía no controla las ciudades, entonces se producirán soluciones alternativas que sólo incrementarán la espiral de violencia e inseguridad en el país.
El presidente García debería tomar una decisión firme en este campo y dirigir personalmente las acciones necesarias para que el Estado garantice la seguridad ciudadana. No se trata del impacto mediático de algunas acciones, sino de ofrecer un servicio policial moderno y eficiente. Si en el Ministerio del Interior creen que todo se resuelve con buena prensa, demuestran que no hacen bien ni su trabajo policial ni el de propaganda.
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