lunes, 23 de febrero de 2009

Archivo: La Policía ¿Sirve Para Algo?

Archivo: La Policía ¿Sirve Para Algo?
1998

La Policía ¿Sirve Para Algo?
http://www.caretas.com.pe/1998/1508/policias/policias.htm

La ola de violencia, asalto y crimen se multiplica en Lima. El expediente fácil: cargarle las tintas a la PNP. Se precisan reformas y cambios, es cierto, pero también municipios y vecinos tienen que colaborar.

La situación laboral y sicológica del policía es uno de los problemas más serios en una estrategia contra la violencia.

EL fin de semana pasado, Hames Cuglievan Landázuri regresaba con su enamorada de las playas de Pucusana cuando una llanta pinchada lo obligó a detener el carro. Mientras colocaba la de repuesto un grupo de delincuentes se le acercaron amenazadores. Eran unos jóvenes con facha de drogados, de ésos que pululan por la carretera vieja de Pachacámac. Cuglievan no opuso resistencia, les dijo que se llevaran lo que quisieran, pero la fiebre carnicera de los facinerosos no se contuvo. Fue vilmente asesinado.

Empresario Ricardo Bracale: rapto y rescate al vuelo.
Derecha: los policías compensan bajos sueldos con servicio particular.

Una semana antes, un transportista fue asesinado en el mismo lugar -de la Panamericana Sur-, donde murió Cuglievan Landázuri. El jueves pasado, Ricardo Bracale, presidente de la Cámara Nacional de Turismo, era secuestrado. Luego de una tensa negociación, donde la familia convenció a los secuestradores de reducir el rescate de 5 millones de dólares a 115 mil dólares, recuperó la libertad.

Estos son los casos resonantes, pero en Lima, según recientes estadísticas, se producen 600 delitos diarios. En una encuesta de Apoyo, el 21% de los encuestados declara haber sido víctima de un asalto y robo.

Lima está sobrecogida. Se intenta todo tipo de explicaciones. Pero quizá la más cruda y preocupante se refiere a la Policía. Realmente, ¿para qué sirve? ¿Toda la culpa es de ella? ¿Qué pasa con los limeños?

* Si hubiese existido un sistema de patrullaje policial -como sucede en cualquier ciudad del mundo- en la Panamericana Sur, ¿los asesinos de Cuglievan Landázuri se hubieran atrevido a perpetrar su fechoría?

* Si en las calles donde fue secuestrado Bracale habría policías y patrulleros vinculados al vecindario, ¿no hubiesen notado la presencia de las 2 camionetas Cherokee y el auto Opalo con que los delicuentes perpetraron el asalto?

Nadie busca cabezas de turco. Más allá de las críticas y la desconfianza ciudadana, lo cierto es que el policía es quien pone el cuerpo en el fuego graneado que azota a la capital.

El efectivo policial, con la cabeza llena de problemas para atender las necesidades familiares -debido a los escuálidos sueldos- sale a trabajar sin saber si volverá a casa. Con la cabeza y el cuerpo pesados, porque muchas veces no pega el ojo en una semana debido que debe trabajar en serenazgos y empresas de seguridad. Y cuando no vuelve a casa o queda inválido, la indiferencia del Estado es el pago a su sacrificio.

FALTA DE SEGURIDAD CIUDADANA

En los últimos años se han intentado varias reformas policiales. De hecho, dependencias como la Dirección de Investigación Criminal (Dinincri), la Dirección Antidrogas (Dirandro), la Dirección de Operaciones Especiales (Dinoes) y otras exhiben profesionalismo y eficiencia.
Asesinatos, secuestros al paso y de marca mayor, robos, se suman diariamente al caos del tránsito, la casi inexistencia de patrullaje policial y, lo peor, la indiferencia de las comisarías frente a los problemas vecinales.

La Policía es incapaz de atender la prevención de los delitos o seguridad ciudadana, concluyen los especialistas.

Carlos Tapia, especialista en el tema, explica la incapacidad de la Policía para atender la seguridad ciudadana "por su excesiva militarización, la falta de coordinación con los gobiernos locales y la nula participación ciudadana".

Estos puntos en el caso peruano traen cola y tienen candela. ¿Por qué el afán de controlar desde las FF.AA. a la Policía? ¿Quién alienta la separación entre los gobiernos locales y la Policía, cuando ésta es un cuerpo civil y eminentemente urbano?

En Nueva York, una de las ciudades más inseguras del mundo -con 10 muertes diarias hasta antes de la reforma- se redujo las tasas delictivas en 30%, fortaleciendo la seguridad ciudadana. Se seleccionó mejor a los comisarios, se perfeccionó y amplió los sistemas de patrullaje y se evaluó a los comisarios por los resultados en su zona.

En España, durante la época franquista, la Policía estaba militarizada. Con el gobierno democrático, la Policía comenzó a trabajar estrechamente con los gobiernos locales y la ciudadanía. Hoy, los españoles confían en su Policía.

Foto inédita de Hames Cuglievan Landázuri, en el Cusco. Amaba el esquí acuático.
Derecha: Kilómetro 28.5 de la Carretera Sur. Señales de sangre absurdamente derramada.

En Lima, las respuestas a la crisis de la Policía han sido la creación de serenazgos en distritos altos y medios (en Lima, hay cerca de 6 mil serenos) mientras que en los distritos populares se multiplican las rondas vecinales (como sucede, por ejemplo, en Villa El Salvador), experiencias que no pueden potenciarse por la ausencia de mecanismos legales que establezcan sistemas de colaboración con la Policía.

Es más, en algunos distritos con recursos -como en Miraflores y San Isidro-, los serenazgos superan largamente en capacidad logística a las comisarías: mayor cantidad de patrulleros, motocicletas, sistemas de comunicación e, incluso, número de efectivos. Un sereno en Miraflores y San Isidro gana entre 600 y 700 soles. Un chofer de patrulla, 800 soles, y un supervisor mil soles.

LOS GALONES DE LA POLICIA

La militarización de la Policía es un asunto delicado. El responsable político de esta institución es el ministro del Interior, Juan Villanueva Ruesta, general de división EP.
Asimismo, la Oficina General de Administración (oficina que centraliza las licitaciones para abastecer de uniformes e implementos al personal), la Dirección de Control de Armas de Uso Civil (Discamec), la Dirección General de Inteligencia del ministerio del Interior (Digemin) y las principales asesorías del sector están a cargo de generales de brigada y coroneles del Ejército Peruano.

En el Congreso, luego de varias iniciativas, se elaboró un dictamen sobre la Ley Orgánica de la PNP, aprobado por unanimidad en la Comisión de Defensa del Congreso. Pero duerme el sueño de los justos. ¿Por qué?

Algunas versiones señalan que existe fuerte presión militar en contra de que la PNP maneje un pliego presupuestal autónomo. El referido dictamen establece que el director de la PNP es el titular del presupuesto institucional.

El proyecto de ley se cuida de establecer una adecuada relación de la PNP con los gobiernos locales y la comunidad en general.

Otro hecho que grafica la falta de ideas claras y consensuales en la Policía es que las 12 primeras promociones del Instituto Nacional de Estudios Especiales (INAEP) -donde asisten los coroneles que buscan ascender al grado de general- expresaron 12 definiciones diferentes de orden interno y público.

Dianderas y Villanueva: dos actores para el rompecabezas policial.

CUESTION DE GRADOS

Parece superficial, pero, "¿por qué la Policía tiene los mismos grados jerárquicos de los institutos castrenses?", se pregunta Edgardo Alzamora García, coronel EP (r) y profesor del Centro de Altos Estudios Nacionales (CAEN).

Los cargos de la Policía son teniente general, general, coronel, comandante, mayor, capitán, teniente y alférez.

Alzamora agrega que la Policía es una institución cuya función principal es servir a la comunidad, por lo que debe contar con una estructura menos vertical y más flexible.

En el dictamen sobre la ley orgánica de la PNP, los congresistas -en el afán de asemejar a la Policía con los institutos castrenses- al cargo de director general de esta institución lo denominan Comandante General.

La lógica de los grados y ascensos en la Policía no es el servicio sensu estricto, sino el afán de garantizar mejores sueldos. Eso produce varios efectos perversos. Se puede premiar al administrativo antes que al policía de la calle. Se puede inflar la planta de los altos mandos ("Un ejército de generales sin soldados", como alguien lo dijera hace años en el Congreso).

En la actualidad, la Policía cuenta con 45 generales y 520 coroneles.

Tapia propone reformar la jerarquía policial: los sueldos no deben estar vinculados a los grados.

Según esta propuesta, un mayor comisario con 25 años de antigüedad debería ganar igual que un coronel.

Tapia señala que una medida de este tipo evitaría la presión de la oficialidad por ascender, con lo que se podría reducir drásticamente el número de generales y coroneles, además de incrementar el número de comandantes, mayores y capitanes al frente de sus respectivas comisarías.

De esta manera, oficiales con mayor criterio estarían al frente de las comisarías.

CIFRAS DE LA CRISIS

La estadística no lo dice todo, pero para un debate serio a veces es absolutamente elocuente. ¿Sabía Ud. que de los 100 mil efectivos policiales, el 50% está en Lima?
Alzamora informa que del total de efectivos policiales en la capital, 25 mil realizan labores administrativas, vigilancias personales y escoltas de las principales autoridades públicas.

Alzamora precisa que el índice internacional del número de policías por ciudadano es de 1 policía por cada 187 habitantes.

En Lima -precisa- la proporción es de 1 policía por cada 320 ciudadanos. Asimismo, Alzamora informa que en la capital hay mil patrulleros, de los cuales sólo 500 están en funcionamiento.

Vale comentar por ejemplo, que en el secuestro del empresario Bracale hubo nula respuesta de los patrulleros en la persecución de los secuestradores.

Participación ciudadana

Según Alzamora, una estrategia integral de seguridad ciudadana pasa por establecer una estrecha colaboración entre la Policía (titular de la seguridad pública), el serenazgo, el policía municipal, los comités de defensa civil y las rondas vecinales en los distritos de escasos recursos.

Suena fácil. Pero llevar adelante esta coordinación es una hazaña, puesto que reyezuelos medievales temen perder poder. Y por eso la ciudad carece de un cuerpo unitario coherente y eficaz.

Alzamora considera que, gradualmente, debe trasladarse algunas funciones de la Policía a los gobiernos locales (el control del tránsito, por ejemplo), en tanto se capacita a los serenazgos a través de una escuela de instrucción que uniformice la actuación de estos organismos.

Menciona, por ejemplo, que ante la escasez de policías de tránsito, algunos municipios pusieron chalecos a sus serenos para controlar el tránsito pero la Policía reaccionó negativamente.

Otras medidas propuestas por Tapia son el fortalecimiento de la Dirección de Participación Ciudadana de la PNP mediante la participación de los gobiernos locales en la evaluación de la foja de servicios de los efectivos, los oficiales y los comisarios de las circunscripciones.

Para efectivizar el control vecinal de la Policía, es imprescindible terminar con la rotación de los efectivos de las comisarías, de manera que el policía pase a formar parte del vecindario.

Tapia también propone crear un Sistema Descentralizado de Seguridad Ciudadana con la participación de los municipios, los colegios, los sistemas de Defensa Civil, las rondas vecinales, etcétera. "Si existe un Sistema de Seguridad Nacional y otro de Defensa Civil, ¿por qué no se crea el Sistema de Seguridad Ciudadana?", se pregunta.

No cabe duda que la seguridad ciudadana ocupa lugar preponderante en la agenda del país. El gobierno y los congresistas, superando intereses menudos, tienen la responsabilidad de dar las respuestas legales e institucionales para reformar a la Policía. Los peruanos queremos sentirnos seguros en nuestro país.

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