ZONAS ´PICANTES´ EN EL CALLAO
El Comercio, 30 de marzo de 2008
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Las historias de las violentas batallas entre bandas remecen otra vez los barrios chalacos.
La más sonada de ellas la protagonizó hace poco 'Dupe', acribillado junto a una menor de edad
Guerra sin cuartel en el primer puerto
Por Alberto Villar Campos
De modo que esto es el infierno. En cada esquina del jirón Loreto se aglomeran tipos dibujados por un mismo cuchillo, con ropas desvaídas y miradas que asemejan balazos. Al final de esa pequeña selva de 12 cuadras, un travesti le arrebata dos blusas al anciano vendedor de un mercadillo. Ocurre a algunos metros del cuartel Alipio Ponce, donde hay policías, pero más que nada silencio. Es la 1 de la tarde y el ruido de las llantas de nuestro auto pintando con furia el pavimento los despierta de un imposible letargo de verano.
Cruzamos el jirón histórico mientras las miradas salen de todas partes y de ninguna: ventanas, puertas, grietas; hay incluso dos policías que almuerzan en su auto y nos observan con fatigada resignación. "Es peligroso ir por allá", musita uno, concentrado en un hueso de pollo. Nos lo han dicho ya varias veces, y resulta irónico que ahora sean ellos quienes lo hagan. La fotógrafa, entretanto, dispara. Debe ser rápida, casi invisible. Pero en segundos sabemos que es tiempo de partir. Algunos de sus moradores han empezado a acercarse. El auto, entonces, arranca. No se detiene.
LA VERDAD SIEMPRE CAMBIA
No serán sus propios habitantes quienes nos cuenten la verdad del jirón Loreto, en el Callao, pese a que allí, desde el 16 de marzo, no se habla de otra cosa que de una guerra que atravesará calles, barrios enteros y, de ser posible, también cuerpos.
Tampoco, al parecer, lo hará Walter Mori, gerente de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad del Callao, porque en su opinión las bandas criminales no existen en Loreto y tampoco los asaltos con muertes. "Lo que sí se ve en la zona --añade-- son casos de hurto y violencia familiar".
El investigador Dante Alfaro, que vivió por años en la calle Antonio Miró Quesada, cerca del jirón Castilla (cuna de Los Malditos de Castilla, una de las famosas gavillas del centro chalaco), cuenta que en esa, su otrora calle, murieron siete jóvenes el último año.
Al igual que muchos otros, a él también le resulta difícil creer en las estadísticas de crímenes en el Callao que entrega la policía. "Ellos hablan siempre de asaltos, de balas perdidas, pero nunca de muertes por ajustes de cuentas", narra.
Por ello, las historias suelen pasar desapercibidas o son trastocadas. En el caso del crimen de Wilson Pedro Mesías Ugarte, 'Dupe', y la menor de 15 años, ocurrido cuando salían de una discoteca en La Victoria, la madrugada del domingo 16, las cosas fueron distintas.
LA TRANQUILIDAD DE CASTILLA
Gladys Ugarte lleva consigo aún el celular prendido de 'Dupe' --su hijo-- e intenta probar, con arrugadas constancias de trabajo, que él no es el delincuente ese del que tantos hablan. "Esta es una zona con gente tranquila, como él", dice. La primera cuadra del jirón Castilla, efectivamente, se parece un poco a eso que dice, hasta que un hombre de barba sucia y sin polo sale de su casa y grita algo incomprensible.
-- ¿Quién mató a su hijo?
-- Fueron seis --responde Wilson Mesías, padre de 'Dupe'--, ellos lo saben, y ya están cayendo...
Se refiere a Gian Carlo Moscol Lindembert (24), Ronald Salas Guarniz (26) y Charly Castillo Nole (26), miembros de la banda Los Feroces de Loreto y capturados el pasado domingo, cuando intentaban robar una casa en San Miguel. A ellos se suman otros tres integrantes de la gavilla: José Castillo Nole, Pablo Izquierdo Galván,'Petete', y Luis Vigil Atoche, 'Peluca'.
No obstante, por qué lo hicieron es aún la pregunta sobre la que hasta hoy solo se tejen hipótesis. Una de ellas supone una venganza por parte de los de Loreto por cobros de cupos en obras de construcción civil. Otra, sin embargo, es la versión de un curtido ex sicario que nos cita muy lejos de las zonas 'picantes' chalacas para hablar.
La razón del crimen de 'Dupe' --según refiere-- fue una mujer con la que este y Charly Castillo Nole salían al mismo tiempo.
"Esa noche, los de Castilla y Loreto se encontraron en la discoteca El Timbalero y 'Dupe' insultó a Charly. Le dijo que no era nadie. Charly, entonces, llamó a su gente y le pidió que le consiguieran armas. Iban a esperar a que salieran del lugar para acabar con él".
¿Y la adolescente de 15 años que murió también en el vehículo? "Ella no tenía nada que ver --responde nuestro contacto--. Se habían conocido en la discoteca. Esas cosas suelen ocurrir cuando se tiene algo de fama".
¿Así de fácil se recibe 16 balazos en el cuerpo?, nos preguntamos. Los padres de 'Dupe' esbozan una historia similar, con trifulca al interior del local de La Victoria incluida, pero no hablan de la joven. Hablar de esas cosas, quién sabe por qué, resulta ahora ofensivo.
Nuestro informante continúa: "Las peleas entre esas bandas tienen años. Buscan demostrar que son mejores. Lo raro, sin embargo, es que los hombres de Loreto se han casado con las mujeres de Castilla y viceversa".
COMPORTAMIENTO NATURAL
Alfaro, quien ha investigado el comportamiento de los jóvenes del centro del Callao en una tesis que sustentará dentro de poco, creció en medio de una violencia en apariencia natural. "Apenas sales de tu casa te enseñan a pelear; la idea del barrio y el honor están siempre presentes en los chalacos", dice.
Con los años, sin embargo, la violencia parece haber llegado a límites insostenibles. "Cada pandilla, con chicos de 13 a 16 años, posee al menos dos pistolas --agrega--. Y los serenos no se enfrentan a ellos porque solo tienen 'palos' y los policías, si hacen uso de sus armas, pueden tener juicios o sufrir venganzas".
Desde hace mucho tiempo, la lucha por la supremacía chalaca se debate entre grupos de los barrios de Loreto, Castilla, Siberia, Puerto Nuevo, Corongo, Gambetta y, por supuesto, en los Barracones. "En (el jirón) Castilla, a la medianoche las personas forman cerros de tierra en la calle para impedir el paso de cualquier vehículo; nadie, ni la policía, puede pasar por allí; y el que entre, sale perdiendo", explica un vecino de la zona que, por seguridad, pide mantener el anonimato.
Y el saldo de ello es, por supuesto, la muerte. Desde vehículos que ingresan a barrios enemigos dispuestos a fulminar a todo aquello que se mueva, hasta crímenes a plena luz del día impulsados por la defensa de la honra familiar, los líos pasionales o las venganzas por cupos en obras.
En el jirón Loreto, al menos tres tiroteos con resultados fatales han sido registrados en lo que va del año. Uno de ellos tendría por autor a 'Dupe'. Nadie, sin embargo, quiere hablar de ello. En silencio, las venganzas adquieren una tonalidad más rojiza de lo habitual.
Nadie será capaz de contar el cien por ciento de la verdad de los crímenes que sacuden esta zona liberada que da al mar, allí por donde llegaron alguna vez cientos de migrantes con sus familias y donde el silencio se ha apoderado del día y muere al caer la noche. Al interior de un vehículo, en el cruce de 28 de Julio y Petit Thouars, la muerte de 'Dupe' abrió un capítulo nuevo en una batalla que no sabe de límites.
Con el auto encendido, justo antes de dejar Loreto, es fácil comprenderlo. Nos lo había dicho el ex pandillero. Esto recién empieza.
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