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miércoles 14 de enero del 2009
Basura y delincuencia toman por asalto las calles del Rimac
Por: M. P. León Britto
Da mucha pena caminar por las calles del Rímac y comprobar que uno de los distritos más tradicionales y queridos del Perú está abandonado a su suerte. El alcalde Víctor Adolfo Leyton Díaz quien, a decir de los vecinos, es bueno para muchas cosas pero malo para gobernar, aparece únicamente para la fotografía pero cuando las papas quemaban y la basura se acumulaba por toneladas, afirman los moradores que el burgomaestre desapareció sin dejar rastro, ante la indignación popular y la respuesta indiferente de sus funcionarios.
Desde el 25 de diciembre último, 2008, el distrito rimense ha acumulado toneladas de desperdicios que han convertido algunas de sus calles y avenidas en cerros de basura que no solo son nidos de ratas sino además, muestra palpable de una pésima gestión de gobierno.
Además de la basura, la gente de mal vivir, que ya se ha dado cuenta que en el distrito no hay autoridad en la Comisaría de Ciudad y Campo ni capacidad de gestión en la Municipalidad del Rímac, hacen su agosto a todas horas del día en zonas que ya se han vuelto intransitables: las avenidas El Sol, Francisco Pizarro, Tarapacá, Próceres y Caquetá, los jirones Virú, Trujillo, Paita, Marañón, Casma, Pataz y Hualgayoc; los asentamientos humanos Los Ángeles, Leticia y San Juan de Amancaes; la zona de Acho e incluso lugares otrora medianamente seguros como la avenida Alcázar, vienen siendo invadidos por asaltantes al paso, coludidos con algunos “marcadores” de microbuses y ante la pasividad de los miembros de la Policía Nacional y el Serenazgo rimense.
Durante un recorrido por el parque Nicolini, el jirón Loreto y alrededores, pudimos comprobar que gente de mal vivir miccionaba, se emborrachaba y drogaba a plena luz del día (2:00 pm). Esto no tendría nada de raro en un distrito peligroso e inseguro como el Rímac, si no fuese porque en dicho parque se ubica el Palacio Municipal y a una cuadra y media está el Palacio de Gobierno. Es decir, la delincuencia “hace sus necesidades” a 25 metros de la oficina del alcalde Leyton Díaz y a 150 metros del despacho de Alan García. Y claro, ante la mirada indiferente de los serenos que cuidan el local municipal. Como para ponerse a pensar.
Basura por todos lados
Ante la andanada de críticas y denuncias de la población, el alcalde Víctor Leyton, perteneciente a las filas de Solidaridad Nacional (del alcalde metropolitano Luis Castañeda Lossio), despertó de su letargo y, bastante tarde por cierto, se puso al frente de una campaña de limpieza. Desde las inmediaciones del cuartel Hoyos Rubio, se le vio aguardando el apoyo de Alex Kouri, presidente regional del Callao que, con cuatro volquetes y dos cargadores frontales, iba a limpiar el Rímac en un plazo máximo de tres días. “Tenemos un problema con la empresa de limpieza, cuyo contrato concluyó y con las fiestas de fin de año se ha acumulado cualquier cantidad de residuos. Por eso, estamos haciendo las coordinaciones y hemos contratado volquetes y camiones baranda para erradicar los residuos sólidos y desmonte a partir de hoy”, expresó el burgomaestre. Los vecinos, que ya le perdieron la fe, se muestran escépticos.
Delincuencia avanza
Pero no todo es basura en el Rímac. La delincuencia ha tomado por asalto las principales avenidas de la jurisdicción, mientras el municipio pregona que tiene un “eficiente” cuerpo de Seguridad Ciudadana. Según los vecinos, los serenos están “pintados”, pues cada vez que un vecino les pide que acudan a una esquina o calle en donde está ocurriendo un incidente, ellos ni siquiera llegan tarde: simplemente no llegan nunca.
Durante un recorrido por el distrito rimense, recogimos la versión de numerosos vecinos, quienes se quejaron amargamente de la inseguridad ciudadana reinante en la jurisdicción. “Llamamos al teléfono 382-4753, del Serenazgo Municipal, en horas de la noche, quejándonos de un grupo de adolescentes que estaba asaltando a los transeúntes en la esquina de Prolongación Tacna y avenida Alcázar, y un efectivo del Serenazgo, luego de dejarnos esperando por más de 10 minutos en el teléfono argumentando que iba a hacer una coordinación, nos dijo que ‘iban a acudir en apoyo’ a nuestro pedido, pero esperamos sentados y nunca llegaron”, nos comentó doña Norma Farroñán, una robusta vecina de la Urbanización Leoncio Prado.
A ella se sumó Janet García, vecina del jirón Trujillo, quien expresó que en más de una ocasión ha pedido apoyo a los serenos rimenses y éstos, ante la presencia de los delincuentes y demostrando tal vez temor a las represalias, miran de lejos, “hacen la finta” ante los vecinos y luego desaparecen de la escena. “No sirven para persuadir a los rateros pero para fastidiar a las chicas que pasan por la calle, ahí sí que se ponen moscas”, expresó indignada.
Voto en contra
En un rápido sondeo de opinión realizado en los principales jirones y avenidas del Rímac, se descubrió que más del 60% de ciudadanos rimenses reprueba la gestión de Leyton Díaz. Las opiniones del público revelaron que el burgomaestre, elegido por Unidad Nacional, se habría rodeado de funcionarios incompetentes y estaría gobernando de forma dictatorial y de espaldas a la población.
Incluso, en julio del año pasado, 2008, en sesión de Concejo se trató sobre la vacancia del alcalde Leyton Díaz, por su cuestionada gestión municipal. En aquella jornada, votaron a favor de la vacancia los regidores Fátima Bisso, Marisella Vidal, Rossana Blas, Javier Ticona, de Solidaridad Nacional; Enrique Peramás (PPC) y Luis Encinas (APRA); votaron en contra de la vacancia los regidores pepecistas Rosario Arnao y Carlos Caballero, y se abstuvieron Teófilo Silva y Crispín Maguiña (Somos Perú), así como Daniel Vega (Restauración Nacional). Por poco no se logró la mayoría calificada de 8 votos a favor de la vacancia pero quedó claro que la gestión de Víctor Leyton carece del apoyo incluso en su Concejo Municipal.
Pero eso no es todo. Supimos además que tiempo atrás, el jefe del Serenazgo, el jefe de Seguridad del burgomaestre y seis miembros del Serenazgo, fueron procesados por haber secuestrado y golpeado a Richard Suárez, ciudadano que distribuía un periódico vecinal de oposición a la gestión de Leyton, publicación dirigida por gente vinculada al PPC. Tal parece que en el colonial distrito, las aguas vecinales están movidas y, aunque Víctor Leyton no fue sometido a la Consulta Popular de Revocatoria, tendrá que trabajar en lo que queda de su gestión con la tribuna en contra, porque más de la mitad de sus vecinos quiere verlo fuera del despacho de Alcaldía cuanto antes.
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