Confesiones de un pandillero

A continuación, la versión de La República

17/01/2010

El remordimiento no me deja vivir en paz, confiesa pandillero arrepentido

http://www.larepublica.pe/archive/all/larepublica/20100117/34/12/todos/12

Testimonio.

-‘El pachi’

asegura haber participado en dos asesinatos en el Callao. Integrante de Los Malditos de Centenario fue ubicado por La República en el obelisco del Callao. Señala que integró banda que mató a bombero y a un policía.

Óscar Chumpitaz C.

Admite que ha participado en dos asesinatos, que no necesariamente fueron cometidos por él, sino que se realizaron en su presencia. ‘El Pachi’, un joven pandillero de 21 años, confiesa ahora que tiene un gran remordimiento de conciencia que no lo deja vivir tranquilo.

Este vándalo, a quien La República ubicó cerca del Obelisco, explica que nunca ha podido olvidar el rostro del comandante bombero Julio César Cruz Mac Lean (55), asesinado de seis balazos en un barrio del Callao.

“Esa muerte la llevo en mi mente”

Cruz Mac Lean fue acribillado delante de su hija Giuliana (19), a quien protegió con su cuerpo para evitar que las balas asesinas la dañaran.

“Solo íbamos a pedirle el celular; le dijimos que no se moviera, pero él hizo un gesto que nos dio la impresión de que iba a disparar. Nos dimos una vuelta y volvimos por él. Lo encontramos en una tienda, le disparamos y nos llevamos su ‘máquina’ (revólver). Esa muerte la llevo siempre en mi mente”, confiesa.

“Mi familia nunca me atendía”

‘El Pachi’ comenta que tenía apenas 13 años cuando ingresó a una pandilla que se convirtió en el terror de Centenario, El Boterín y Santa Marina Norte.

Lo hizo porque su familia lo rechazaba y no recibía ninguna atención de sus padres, quienes ni siquiera le preguntaban dónde había estado cuando regresaba a su casa.

“Mi familia me denigraba, nunca me atendía, ni siquiera le importaba lo que yo hacía”, asegura con visible resentimiento.

Mató a un policía en bus

Cuando ingresó a la banda Los Malditos de Centenario estaba en el segundo año de secundaria. Y después de un tiempo dejó de estudiar.

Ahora, a sus 21 años, ‘El Pachi’, quien tiene un bebé, quiere salirse de ella.

Asegura que abandonar la pandilla no es fácil. “Ya me han intentado matar en dos ocasiones. En una de esas, llevaba a mi hijo en los brazos”.

Otro caso que recuerda ‘El Pachi’ es el reciente asesinato de un policía en un ómnibus de servicio público. “Lo adelantamos y quedó muertecito”, señala. “Yo era campana”, agrega.

“Quiero salirme de la banda”

Según ‘El Pachi’, en los “encuentros” entre pandillas todo el mundo se vuelve loco, disparan contra quien sea, inclusive contra su propia gente. “Todo es muy confuso”, señala. Indica que ha visto morir a muchos muchachos que crecieron junto con él.

“Quiero salirme de la pandilla, pero es muy difícil porque tengo demasiados enemigos. He disparado, he robado, he lesionado...tengo una cola larga. Y las ‘familias’, tanto la tuya como las enemigas, no le permiten a uno que se salga”, explica.

De acuerdo con ‘El Pachi’, en el caso de los integrantes de la pandilla “a la que uno pertenece, no permiten que nos salgamos porque todos sabemos muchas cosas: dónde guardan las pistolas y la droga, quién ha matado, quién ha robado... ellos mismos me pueden matar porque conozco todos los secretos... ese es el problema”.

“Lo único que me puede salvar es meterme a una iglesia o que alguien me ayude, y es lo que estoy intentando hacer”, señala el arrepentido pandillero.

Han desplazado a ‘ranqueados’

Pero, ¿qué está pasando en el Callao? Es evidente que niños y adolescentes han desplazado a los veteranos delincuentes chalacos.

Hasta los 90, los más ranqueados no bajaban de los 30 años. Ahora ya no son simples robamonederos, sino asesinos. Lideran bandas y manejan armas a su antojo.

El asesinato de ‘Pedrito’ fue el primer campanazo que alertó de lo que pueden ser capaces estos nuevos grupos vandálicos.

¿Qué ha originado este fenómeno?

Lo que dice la ley

Pernicioso. Aquellos pandilleros mayores de 12 años y menores de 18 que lesionan a personas, cometan violación de menores o dañen bienes públicos y privados, utilizando armas de fuego, blancas, explosivos u objetos contundentes, o causen desmanes que alteren el orden público serán privados de su libertad con una pena no mayor de tres años.

Muerte. Si como consecuencia de estas acciones causaran la muerte o se infringieran lesiones graves a terceras personas, la medida socioeducativa de internación no será menor de tres años ni mayor de seis.

Padres. Los padres, tutores, apoderados o quienes tengan la custodia de los adolescentes que sean pasibles de las medidas antes indicadas serán responsables solidarios por los daños y perjuicios ocasionados.

En Lima y Callao operan unos 12 mil pandilleros

Diversos especialistas, e incluso encuestas realizadas a los mismos pandilleros, señalan que el problema se origina por la falta de oportunidades de estudios o trabajo. También ante la existencia de hogares destruidos, violentos o faltos de comunicación.

Un estudio realizado en el 2000 por la Policía Nacional y Acción por los Niños, dio cuenta de la existencia de unas 400 pandillas en Lima y Callao. Esto representaba alrededor de 14 mil integrantes.

Diez años después, las cifras parecen no variar mucho. Un nuevo análisis de la propia policía reveló en diciembre último que en Lima y Callao estaban operando unas 370 pandillas integradas por al menos 12 mil adolescentes e incluso niños.