lunes, 13 de septiembre de 2010

Escribe Maritza Espinoza: La que puso las reglas

La que puso las reglas
Vie, 10/09/2010

Por Maritza Espinoza
mespinoza@larepublica.com.pe

http://www.larepublica.pe/palos-de-ciego/10/09/2010/la-que-puso-las-reglas

Tiene gracia que, para explicar su bajo rating reciente, Magaly Medina se haya quejado de que no tiene apoyo de la prensa, algo que –según ella- ‘Matadoras’, la serie que la desbancó del liderazgo en su horario, tendría a raudales.

¿Juat?, hubiera preguntado ella misma si en sus momentos de mayor audiencia, alguien hubiese tratado de explicarle que hay muchas variables que originan las bajas audiencias y que los productos suben y bajan porque el público es un cruel amante que hoy está contigo y mañana quién sabe.

Pero más gracia tiene el hecho de que las reglas de este juego las impuso la propia Magaly, cuando decidió sacar las cifras del rating del ghetto marketero en el que antes se movían para imponerlas como medida de la valía de la gente en la pantalla.

Antes de ella, las producciones televisivas no debían su relevancia a una cifra. Por ejemplo, el archifamoso beso de Nino y Bianca (en los 70) logró paralizar al país, aunque nadie supo nunca el rating que hizo. Y el matrimonio de Gisela Valcárcel y Roberto Martínez, en el 95, sobrepasó los 50 puntos de audiencia, pero el dato apenas figuró en las crónicas del día siguiente.

En cambio, hace unos días, cuando ‘Al fondo hay sitio’ triplicó el rating de Medina, las cifras -crudas, frías, inhumanas- fueron la noticia. Los diarios no solo dieron cuenta de quién ganó, sino de la gran perdedora: la misma persona que, hace años, llegó a decir que para ella, la gente que hacía poco rating en pantalla no valía nada.

Ahora hay dos producciones locales que duplican y hasta triplican su rating. Además, ha perdido el liderazgo de las nueve de la noche. Por si fuera poco, el viernes pasado, casi bajó de los dos dígitos, pues hizo 11 puntos de promedio (9 en una media hora).

Por suerte, para ella, esta vez nadie usará la medida del rating para descalificarla, salvo, claro, su propio canal, que vende su pauta publicitaria por punto de rating y no por tarifa fija.

Tal vez este bache en su carrera televisiva sea, para Magaly, un escarmiento mayor que haber pasado unos meses en prisión. Y, tal vez, podría ser el tema de un libro más autocrítico que el que entonces escribió.

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