Nota de archivo, El Comercio, 2006-05-28
Mejoró la seguridad en zona crítica con la incorporación de pandilleros
http://www.elcomercio.com.pe/EdicionImpresa/Html/2006-05-28/impLima0513023.html
Según la PNP, áreas peligrosas están controladas pero es insuficiente
Vamos al asentamiento humano José Boterín en el Callao. El chico de la esquina no es un ladrón. No hay que aferrarse a la cartera ni al celular. Sus calles y recovecos se pueden recorrer con, digamos, tensa calma. Nadie le robará, pero tampoco se puede olvidar el pasado reciente de esta zona, donde reinaban doce pandillas de jóvenes que vivían del hurto al paso y la microcomercialización de drogas.
Hace un año (2005) la comisaría de Ramón Castilla, al mando del comandante David Giordano, decidió combatir el delito ganándose a los jóvenes. Pero, primero hubo que ficharlos. Saber sus nombres y direcciones. Un pandillero identificado es un delincuente menos, señala el oficial. Aunque de manera sencilla, esta comisaría cumple una recomendación fundamental del Plan Bratton: cada comisaría deberá tener un archivo de fotos y registros de antecedentes penales para combatir de manera efectiva el delito en las calles. En otras comisarías consultadas, la delincuencia sigue siendo anónima.
Tras el fichaje y los consejos de rigor, se formó una patrulla de ex pandilleros, unos ochenta muchachos en total, a los que se les dio una tarea impensada: cuidar sus calles. El brigadier Carlos Mendoza, a cargo del grupo, asegura que hasta el momento no le han fallado. "Aprovechamos que tienen carácter y son conocidos en el barrio", señala orgulloso. También se les consiguió empleo y se formó con ellos un taller de escobas artesanales. Boterín tiene ahora solo dos pandillas en actividad.
En otras zonas de la jurisdicción de esta comisaría, como los asentamientos humanos Ramón Castilla y Corongo, también se ha fichado a los vendedores de droga y se ha recuperado espacios que se usaban como fumaderos.
En otras comisarías con zonas críticas solo se da prioridad a la simple represión del delito y del delincuente. Lo que no es suficiente, señala Gabriel Prado, experto en seguridad ciudadana, pues debe mejorarse los espacios urbanos y satisfacerse las necesidades básicas de vivienda, servicios públicos y educación, aunque la satisfacción de esas necesidades escape de las facultades de la policía.
Como lo señaló anteriormente el actual director de la Policia Nacional, Luis Montoya, los puntos críticos están controlados, pero no es suficiente. Para los directores de seguridad ciudadana de Lima y el Callao, hay que aumentar los efectivos que vigilan esos puntos y las zonas de influencia. Solo 50 policías recorren al día los diez puntos más álgidos del primer puerto, con el apoyo de serenos y brigadistas de la Región del Callao. En Lima, hay 52 efectivos e igual número de serenos vigilando su área crítica. Sin embargo, es poco probable que puedan tener los mismos resultados que en Ramón Castilla.
Olson Kent Cisneros Espinoza, el asesino del bombero
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